miércoles, 20 de febrero de 2008

¿Escribir de loca o escrito de loca?



¿Que pasa en las noches que ahora no todo es como era? Los colores se disfrazan de melodías que se ausentan y fantasías que revolotean como fugaces desencuentros en la ciudad donde todos habitan pero nadie se percibe. Continuar con la libidinosa intención cautivante de cordialidad, de sinergias bipolares que se enferman de ansiedad al ver su petición oscura pintada en la obra de cualquier autor... ¡Momento! de repente suena un vidrio roto, esquirlas de miles de siluetas vuelan por el aire haciéndome sentir como una rara doncella en un palacio de risas y lágrimas a escondidas.

La sangre brota con su escandaloso color, y el ardor del dolor del olvido empieza a aflorar como capullo de rosa en el jardín de encopetados señorítos giles que todo lo ven pero nada lo saben. Rastros de sangre en las huellas que se pisan, el aroma de su pureza es infinitamente tentador, lo pruebo un poco con el dedo que deslizo cotidianamente en algún torso desnudo mientras el silencio es lo que empieza a habitar los espacios que me rodean. Caricia que despierta como retoño que queda muerto en el mismo instante en el que nace, no es fácil poder darle vida cuando la que sonríe al lado es la soledad con la sonrisa de la picara tristeza que la sigue por doquier.

Delatora estación de un color que hace poco retrate en un reflejo vago por encontrar en su esencia rastro alguno de mi sombra, se ve una figura difusa, pero algo encantadora, me cautiva y me detengo de nuevo para observarla y me describo mágicamente dueña del espacio de un libro que he transitado.

Viene un pájaro azul que se estrella con el rastro de mi sombra amarilla en la ventana, y me asusta...sus ojos clavados en la oscuridad de la luz espantan y es aquí cuando decido gritar. Gemido cautivante que lleno de pausada sonoridad, me regresa al momento que vivo a solas en mi cuarto, estallido de mezcla de humedad y placer que me acompaña en un secreto impenetrable, hedonista satisfactoria y ocurrente que incurre en una noche cualquiera a escribir algunas palabras sueltas como si en realidad estuviese un poco loca, un poco bañada de wisky y ceniza de cigarrillo que cae del fondo de algún oprimido corazón. Palabras flotantes en un baño surreal que esperan ser releídas o por lo menos... bien recibidas.